Las voces femeninas, sobre todo de escritoras, artistas plásticas e intelectuales, comenzaron a tener presencia, significación y carácter en España durante aquella Edad de Plata que protagonizó la Generación del 27.
A lo largo de la historia, la mujer siempre ha sufrido los cambios significativos en la sociedad, así como ella misma los ha producido también.
En 1898, las mujeres carecían de derechos políticos. A esto había que sumarle que una mujer, aunque cumpliera la mayoría de edad a los 23 años, no podía dejar el hogar paterno hasta los 25, y sólo con las opciones de casarse o ingresar en un convento, entre otras iniciativas demasiado reducidas. Las mujeres solteras podían hacer un testamento o regentar un comercio, pero nunca podría llegar a un puesto de responsabilidad. La mujer casada vivía en un ambiente aún más asfixiante: ésta quedaba bajo la autoridad del esposo quien era el único que podía darle el permiso para trabajar, así como para aceptar una herencia o recibir un salario. La mujer estaba relegada a las labores del hogar y a acompañar a los hombres a los compromisos sociales. También cabe destacar que no existía el divorcio.
No obstante, toda esta situación la podremos explicar si nos fijamos en algunos de los artículos del Código Civil de 1889. De este modo, el artículo 57 establece que "el marido debe proteger a la mujer, y ésta obedecer al marido"; el 58 que "la mujer está obligada a seguir a su marido dondequiera que fije su residencia"; el 59 que el marido era el administrador de los bienes del matrimonio y el 60 que el marido era también el representante de la mujer y ésta no podía, sin su presencia, comparecer a juicio. Si la mujer poseía algún derecho de soltera, este desaparecía cuando se casaba.
Sin embargo, después de la I Guerra mundial, durante los años 20 hasta los años 30, se creó un nuevo tipo de mujer que rompía con todos los esquemas del siglo pasado.
Con la II república, más concretamente con la Constitución del 31, la situación de las mujeres comenzó a cambiar: se reguló el acceso a las mujeres a los cargos públicos, se eliminaron los privilegios que poseían tanto los padres como los maridos, se les concedió el voto. Se reconocieron derechos a la mujer en la familia y en el matrimonio (se reconoció el matrimonio civil, el derecho de las mujeres a tener la patria potestad de los hijos, se suprimió el delito de adulterio aplicado sólo a la mujer y se permitió legalmente el divorcio por mutuo acuerdo).